LONDRES.- El primer ministro británico, Gordon Brown, ha sufrido un nuevo varapalo con la tercera dimisión de un miembro de su Gobierno en tan sólo dos días, con la renuncia del secretario de Trabajo y Pensiones, James Purnell, anunciada en una carta a dos diarios nada más cerrarse los colegios electorales de las europeas y locales en las que se prevé una debacle para el Laborismo.
El primer ministro británico, Gordon Brown, ha sufrido un nuevo varapalo con la tercera dimisión de un miembro de su Gobierno en tan sólo dos días, con la renuncia del secretario de Trabajo y Pensiones, James Purnell, anunciada en una carta a dos diarios nada más cerrarse los colegios electorales de las europeas y locales en las que se prevé una debacle para el Laborismo.
La salida de Purnell, considerado de la corriente de los 'blairistas', supone una sorpresa, puesto que su nombre no figuraba entre las posibles bajas que se barajaban para la inminente remodelación de Gabinete con la que Brown pretendía recobrar pulso, en un contexto en el que las presiones para que abandone el poder se han hecho ya patentes en su propio partido.
Además, a diferencia de las dos renuncias anteriores, la de la ministra de Interior, Jacqui Smith, y de la responsable de Comunidades, Hazel Blears, Purnell reclama directamente al primer ministro en su misiva a 'The Times' y 'The Sun' que renuncie al cargo y permita una renovación que tendría lugar tan sólo dos años después de mudarse al número 10 de Downing Street.
Hasta ahora, Purnell había pasado desapercibido en las quinielas de posibles salidas, si bien tampoco aparecía entre los grandes apoyos del mandatario y se daba por hecho que de desencadenarse un asalto al liderazgo, se uniría. Sin embargo, el momento de dar a conocer su decisión y, especialmente, su apelación para que Brown abandone hacen que su salida sea más devastadora para la suerte del mandatario.
Según fuentes de Downing Street, el hasta ahora secretario de Pensiones, gran amigo del ministro de Exteriores, David Miliband, no habría avanzado su intención a Brown, en contraposición con Smith, quien había comunicado su determinación de dejar la cartera de Interior hace meses o la propia Blears, que a pesar de elegir deliberadamente el momento de dimitir a 24 horas de los comicios, avisó al primer ministro antes de emitir el comunicado.
DEBATE
Con todo, Purnell subrayó que no aspira a entrar en una carrera por tomar las riendas del partido, sino que quería activar un debate sobre el futuro de un Laborismo al que todas las encuestas abocan a la oposición en las generales que, en principio, deberían celebrarse el próximo año, puesto que Brown ha insistido en su intención de permanecer en Downing Street y ha descartado reiteradamente adelantar la cita con las urnas.
Además, el dimitido titular de Pensiones, afectado también por el escándalo de los gastos por haber evitado abonar determinados impuestos, justificó que le "debe" al partido "decir lo que cree, sin importar lo duro que pueda ser", ya que en su opinión la continuidad de Brown como líder convierte la victoria de los conservadores en "no menos que probable".
Los movimientos acaecidos hasta ahora podrían ser parte de una estrategia de renuncias en cadena para forzar su salida, a la vista de su intención de mantenerse en el poder. No en vano, la marcha de Smith, Blears y otros dos miembros del Gobierno habían ya sacudido los tiempos con los que Brown aspiraba a manejar siete días decisivos para su liderazgo.
Después de que la tormenta quedase durante este jueves en suspenso a la espera del cierre de los colegios electorales, una vez consumada la jornada los rebeldes que están recabando apoyos para propiciar la salida del líder podrían dar un paso más en una estrategia planificada a medida que se vayan conociendo los resultados de los comicios, mañana los de las municipales que se juegan en un puñado de condados rurales y ya la noche del domingo los correspondientes al Parlamento Europeo.
JORNADA DE CONTACTOS
En el ecuador de la considerada semana más crucial de los dos años que lleva en el número 10 de Downing Street, el mandatario había dedicado el día a contactar con diputados para convencerlos de que un golpe interno dañaría aún más las tentativas frente a un Partido Conservador al que todos los sondeos sitúan desde hace meses a casi veinte puntos de distancia.
Sin embargo, la corriente que se ha instalado en el Laborismo, ayudada por la presión de la prensa, incluso la afín, es la de que el actual primer ministro constituye el principal lastre de la formación, por lo que el debate sobre su continuidad ha pasado a ser considerado una posibilidad real, especialmente tras las renuncias que en las últimas dos jornadas han trascendido en su Gabinete, la última la de James Purnell.
En este contexto, Brown, parapetado este jueves en su residencia oficial, tiene ante sí una tensa noche en la que se irán conociendo los resultados de las locales, si bien los más determinantes no se sabrán hasta mañana. En consecuencia, los plazos barajados por los rebeldes tienen este viernes y el próximo lunes, una vez consumado el saldo de las europeas, los puntos álgidos de actuación a partir del apoyo que finalmente obtenga la campaña promovida para que Brown se decida a abandonar.
Los organizadores están sondeando a las diferentes corrientes que componen el grupo parlamentario, si bien por el momento mantienen el anonimato de quienes han contactado ya con la dirección de correo electrónico [email protected] (firma ahora) para expresar su connivencia con la salida de Brown.
FUTURO
Los integrantes no se darán a conocer hasta que no sumen al menos 50, pero ya podrían haber llegado a 80, a pesar de esfuerzos como los del antaño rival político de Brown y hoy en día uno de sus principales valedores, Peter Mandelson, quien ha instado a los diputados a no tomar parte en una iniciativa que expresa al primer ministro que pese a la "enorme contribución" realizada hasta ahora, "puede ser mejor a los intereses del Laborismo renunciando como líder del partido y primer ministro".
Asimismo, Brown ha visto cómo el considerado perfil de consenso para una hipotética sucesión, el ministro de Sanidad, Alan Jonhson, ha expresado su apoyo público al calificarlo como el "hombre indicado para el puesto" y, tras subrayar que nadie podría hacerlo mejor, negó estar detrás de movimiento alguno para desalojarlo del poder. Con todo, este antiguo cartero estaría dispuesto a asumir la responsabilidad, en caso de que finalmente Brown sea forzado a dejar el poder.
En cualquier caso, el mandatario tiene aún pendiente la inminente remodelación de Gabinete, segunda tras la acometida en octubre, y especialmente cómo resolver la hipotética salida del ministro del Tesoro, Alistair Darling, quien preferiría renunciar antes que ser enviado a otro departamento como consolación. Una determinación compartida por otro miembro de peso, el responsable de Exteriores, David Miliband, uno de los que el pasado verano se postuló para la sucesión y quien ha expresado su intención de continuar al frente de la diplomacia británica.
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